7 Pobles. Lunes. DIA 1. Castell de Cabres - Bel - La Pobla de Benifassà
A las 6 sonaron los despertadores. Era el primer día y todos se pusieron en pie al primer pitido. Rápidamente se asearon, desayunaron y se vistieron de montaña para lo que les esperaba. Mientras Fede hizo los bocatas para que los caminantes cargaran energía en la mitad de la ruta. Una vez estuvieron todos preparados, fueron hacia el coche que les llevaría a la salida.
La ruta que esperaba a los nuestros era larga pero con un desnivel asumible, alrededor de 600 metros. Mira aquí el perfil:
Menos mal que a esas horas de la mañana no se cruzaron con nadie, porque no era fácil encontrar el tramo de pista en el que cupieran dos coches juntos. Los que sí que se atravesaron en la pista fueron un par de corzos que iban casi más asustados que Fede, el chófer del grupo.
A las 7.40 ya estaban los senderistas cargados con sus mochilas preparados en Castell de Cabres. El primer tramo de la etapa era una bonita senda, como casi lo iba a ser durante toda la jornada. Primero se enfila hacia abajo hasta llegar a un llano donde, tras cruzar la carretera, se conecta con la pista que une Castell de Cabres con Vallibona. Es el kilómetro 1,5.
El día estaba perfecto para caminar, una niebla alta dominaba el paisaje. Se esperaba que despejara durante la mañana, pero mientras estuviera presente, el fresquito dominaba el ambiente. Daba gusto caminar un poco frescos por esas montañas. La pista por la que caminaban nuestros héroes está en unas condiciones excelentes, por lo menos en esa parte. Es perfectamente accesible con coche y además es una vieja amiga de nuestros Rayitos. Hace un par de años tuvieron que conducir por ella para ahorrarse un montón de kilómetros para ir de Vallibona a Fredes. La pista está muy bien pero hay que saber ir por ella, ya que en algunos tramos la pendiente es grande y el choche puede derrapar (de hecho en su día les derrapó). De todas maneras, este no era el caso de nuestros caminantes en ese momento, ya que iban andando y, paso a paso, el riesgo era extremadamente más bajo que sobre ruedas.
El primer objetivo de la jornada es el pueblo de Bel. El camino hasta él está marcado con un PR (una raya amarilla horizontal y otra blanca encima). Además, los nuestros se dieron cuenta que también había un “7” pintado en rojo a lo largo del camino. Imaginaron que sería la marca de la Ruta Dels 7 Pobles. A veces esta ruta coincide con un GR, con las clásicas marcas rojas y blancas, pero no siempre. No hay que fiarse. También coincide en un tramo con la ruta de la peregrinación de Penyarroya de Tastavins a Vallibona. En definitiva, casi que había demasiadas marcas en los caminos. Los que normalmente llevan GPS o han trabajado con mapas, no necesitan tantas marcas en la montaña que, a veces, lían más que ayudan. Esa zona tenía muy poco movimiento de personas y en ella se cruzaban varias grandes y pequeñas rutas, y no hay momento en el que no se viera una piedra pintada, un poste con una flecha o un panel informativo. La civilización llega hasta los lugares más recónditos. Ya no queda nada sin explorar.
En el kilómetro 2,7 ya salen de esta pista y siguen una especie de senda o de camino más intuitivo que pisado, que al final vuelve a convertirse en una pista. Llegó un momento que nuestros caminantes se encontraron con un cruce en el que tuvieron que tomar una decisión. Eran el kilómetro 5. A la derecha seguía la pista, un poco más deteriorada que la que estaban siguiendo. A la izquierda había otra pista, que era la que marcaban los instrumentos de navegación de nuestros Rayitos. Pero había un ligero problema. Una cadena impedía el paso y además multitud de carteles indicaban que no se podía pasar, no se podían recoger setas, no se podía jugar a fútbol, no se podía ir en moto, ni en bici, ni en monopatín. El dueño debía ser muy celoso de lo que tenía en la finca. La decisión que tomaron los nuestros fue la de cruzar la cadena. No tenían otro remedio si querían seguir el track de la ruta. El problema de innovar y salirte de lo que tienes previsto es que después ya no tienes ruta que seguir y solo puedes confiar en las piedras pintadas, cosa poco recomendable, por lo menos allí.
Tras unos kilómetros incumpliendo los carteles de prohibición que iban encontrando a ambos lados de la finca, el GPS les guio por una senda a la derecha que subía y subía. era el kilómetro 8,3. La pequeña y empinada senda les llevó a un collado cerca del Pic De La Creu. Allí, con unas vistas impresionantes, con la Pobla y el Bellestar al fondo, se almorzó. El bocata era de jamón y queso y tomate, todo cortesía del chef Fede, que por la mañana había preparado cada uno de forma personalizada. Un lujo. Ya llevaban recorridos 9,5 kilómetros, estaban a 1.000 metros de altitud y la moral estaba alta.
Una señal al lado dela senda avisa de “Zona sensible y vigilada. No salir de la senda”. Más tarde conocieron que era zona de nidificación del quebrantahuesos, con casetas de avistamiento y vigilancia continua. La verdad es que el paisaje era de lo más salvaje, en medio de un gran bosque. a los quebrantahuesos no les molestaría mucha gente.
Sigue la ruta per el pic de la Serreta y después por el valle donde se encuentra ya Bel, el primer destino del día. El camino iba cresteando hasta llegar a un cruce en el kilómetro 12. Estaba señalado. Por la derecha se baja a Bel y recto se sigue a la Pobla.
Los nuestros tomaron la senda que bajaba a Bel. El camino estaba bastante empinado pero sin riesgo. Durante la bajada se encontraron con dos personajes que, vestidos con camisas naranja estaban limpiando piedras del camino. Eran trabajadores del parque natural que dejaban la senda niquelada para los senderistas como los Rayitos. Los trabajadores confirmaron a los caminantes que iban por buen camino recordándoles que entraran en Bel y que hicieran un poco de gasto en el bar. Estos pueblos tan escondidos tienen que vivir y un poco de turismo les viene muy bien.
La verdad es que Bel estaba muy bonito, con la calle principal llena de flores en las ventanas de las casas bien restauradas, con una casa rural que todos los fines de semana tenía gente y con un bar/restaurante preparado para dar de comer a bastante gente a la vez. Todo estaba listo. Ahora tocaba que viniera más gente.
Los nuestros, encantados con Bel y su gente, siguieron el camino que les recomendaron desandando por la pista de la Pobla. Esta pista no la dejarían hasta l’Ereta de Bel, en lo alto de la sierra. La recomendación de seguir la pista estaba un poco envenenada. Los del bar ya avisaron que esta pista tenía tramos donde no todos los coches podían pasar, y no por estrechez, sino por empinados. El desnivel era demasiado alto y algunos coches no podían subir. Los Rayitos no hicieron mucho caso pero después lo pagaron. La pista de tierra se transforma en hormigón para subir a la sierra. El ascenso fue tan terrible como les contaron. Un desnivel espantoso sobre hormigón recalentado por el mediodía machacó a los nuestros. Toni, que como siempre andaba bastante sobrado, se adelantó y dejó mucho hueco entre él y los otros dos. Cuando por fin llegaron, a Toni ni se le notaba, a Gilbert un poco menos y a Kiko un poco más.
“El mirador natural de l’Ereta de Bel nos permite observar un extraordinario paisaje, dominado por una naturaleza en estado agreste y llena de contrastes entre las altas montañas de la Tinença de Benifassà y el fértil valle de la Pobla de Benifassà.
Nos encontramos en un vértice geodésico entre los municipios de Rosell y la Pobla de benifassà. Aquí existe una placa conmemorativa del primer encuentro de pueblos de la Tinença que, cada año a principios de septiembre, se reúne en concordia y fiesta popular.
La Ereta de Bel es un histórico cruce de caminos, ahora convertidos en senderos, que facilita el paso entre las poblaciones de la Tinença de Benifassà y del Maestrat. Fue, además, un importante centro rural destacando su enorme era, donde se trillaban y se aventaban los cereales recogidos de la zona, con objeto de obtener el grano, tan vital en época pasada.
La vista panorámica es de gran belleza y permite contemplar las Solanes de la Pobla de Benifassà y la serralada de la Coscollosa, que sirvió de refugio para los maquis, dado su escarpado terreno y sus frondosos bosques, muy inaccesibles. Ahora una ruta sendero descubre su historia y su magnífico paisaje que sorprende al visitante.
En el horizonte se divisan algunas altas cumbres de la Tinença: el Boveral del Boixar, del Cap de la Serra, la Mola del Mas de la Faixa, en Fredes, conforman matices gratificantes para la vista.”
El final del camino es un poco difícil. Casi seguro que los Rayitos se despistaron con la senda y al final acabaron dentro del barranco de Bel, que desemboca en la Pobla. Casi 500 metros por dentro del barranco les llevaron al pueblo, al que accedieron por el lavadero. El final fue un poco terrible, los movimientos de tobillo del irregular lecho del río no sentaron nada bien tras más de 20 kilómetros de ruta, Pero bueno, una vez tienes el objetivo cerca, se pasan todos los males.
Por fin llegaron a la Pobla de Benifassà y allí estaban los gatos esperando. Hay que decir que cuando se pasaba por su lado, ni se inmutaban, porque el pueblo era suyo, no de nuestros Rayitos.
Cuando bajó un poco el sol, el grupo fue a la terracita del hotel a disfrutar de un refrigerio. Y luego la cena, que consistió en tortilla de patatas, tomate y espárragos. Por supuesto, a las 10 a dormir. A esperar el siguiente día de aventura.
Ese mismo día, el chef Fede también hizo su caminata, 7 kilometritos por carretera entre la Pobla y el Bellestar.
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