7 Pobles. Jueves. DIA 4. La Pobla de Benifassà - Bellestar - Pantano de Ulldecona
Esta ruta se corresponde con el último día de la aventura de Els 7 Pobles de la Tinença de Benifassà, que hicieron los Rayitos en 2024. Para el último día se reservó una ruta suave. La idea era hacer la excursión, volver a la casa que utilizaban de base operaciones, pegárse una ducha y devolver las llaves. Y después, ya listos, comer en algún sitio especial de camino a casa.
Como siempre, a las 6 había que levantarse, ponerse guapo y desayunar. Esta vez Fede, el intendente, no hizo bocatas para el almuerzo porque la ruta era corta y habría tiempo de almorzar a la vuelta. Además, había que hacer hambre para una comida especial.
Mira aquí el perfil de la ruta, Son sólo 10,300 km. con un desnivel de menos de 300 metros.
Como la ruta era sólo de 10 km. y pico, había menos prisa. A las 7.30 salió el grupo andando desde la Pobla.
Se esperaba una ruta no demasiado bonita con mucho movimiento de tobillo por andar por el cauce de un barranco y al lado de un pantano seco. Nada más lejos de la realidad. al final la cosa se arregló mucho.
Comenzó la caminata bajando al Barranc de la Pobla desde la salida del pueblo. Ya abajo los senderistas se pusieron a andar por una pista que discurre por el centro del cauce.
Al cabo de unos metros de caminar, una pista salía a la derecha. Esa era la que se tenía que tomar, pero los nuestros, con la emoción de empezar, ni la vieron y siguieron el camino recto. El GPS, que está muy atento, pitó avisando que se habían salido de la ruta y los Rayitos enseguida entendieron el aviso. Vieron la ruta y descubrieron que se habían equivocado y tuvieron que recular y reencontrarse con el buen camino. No fueron muchos metros de despiste y como estaban frescos, tampoco les supo mal.
La pista que tomaron se enfilaba montaña arriba. Era extraño porque la ruta marcaba solo un par de cientos de metros de desnivel y eso estaba bastante empinado. Los caminantes subieron sin rechistar.
Andando y subiendo por la pista, los Rayitos volvieron a perder la ruta. Había una antigua pista casi perdida a la izquierda que no esperaban que fuera la buena. Otra vez deshicieron el camino y entraron por el correcto. Era el kilómetro 2,3 de la etapa y ese día no lo estaban acertando, aunque la verdad es que la culpa no era del todo suya. La senda o pista por la que debían de ir los nuestros casi ni se veía.
Viendo el estado de la pista en la que se habían metido, era de esperar lo que les pasó después. A los pocos metros la pista se diluyó y desembocó en un terreno más o menos despejado lleno de cajas de abejas. No había más remedio que pasar por su lado. Despacito y con mucho cuidado los senderistas trataron de buscar alguna especie de senda y de esquivar abejas, que afortunadamente estaban tranquilas. Por fin encontraron una especie de vereda que coincidía con el GPS. Se volvía a enfilar hacia abajo, hacia el barranco, que es donde tenía que ir. Toda la subida que se había hecho minutos atrás la desharían ahora.
Ahora les tocaba volve a andar por dentro del Barranc de la Pobla. En ese momento nuestros héroes estaban justo debajo del Bellestar. No subirían al pueblo porque querían pasar por Els Estrets, garganta que forma el barranco bastante famosa y que ellos no conocían. Así que siguieron andando por el lecho del barranco.
Era el kilómetro 3,2 y los senderistas cruzaron la garganta por dentro. La verdad que el paisaje era muy bonito. Mucho silencio.
Una vez superados Els Estrets, a los 500 metros, la rambla se vuelve a abrir. Ahora un camino bien señalizado a la derecha les vuelve a llevar hacia arriba. Por la senda, en el kilómetro 3,8 nuestros Rayitos llegaron a la senda principal donde, a la izquierda se va al Ballestar y a la derecha se va al pantano. Los caminantes siguieron la ruta del pantano, objetivo final de la etapa.
Ahora se está caminando por el margen izquierdo del barranco, que mágicamente se ha transformado en el riu Sènia. El cambio de denominación de Barranc de la Pobla a Riu Sènia es por esta zona.
El camino se vuelve pista y, tras pasar por el Mas de la Mosca, abandonado y derruido, se llega al centro de recuperación de fauna Forn del Vidre, con cierta actividad. Era el kilómetro 7,2 y se oía trabajar por allí dentro. Los nuestros no entraron a curiosear porque andaban a sus cosas pero sería interesante ir a verlo otro día. Parece que hay amplios horarios de atención al público. Este centro comenzó a hacer su trabajo allá por 1989 y hoy atiende al más de 1.000 animales al año.
El centro de recuperación está justo en la cola del Pantano de Ulldecona. Aquí la ruta hizo un zigzag para salvar un vallado que cerraba la pista. Hay que estar atento para no despistarse.
Ahora una cómoda pista entre árboles avanzaba unos cientos de metros hasta que se adentró en el pantano. Justo en ese momento hay una senda que sube a la derecha. Es la que los nuestros tienen que tomar.
Pasaron por el corral de Bitxac con estupendas vistas y llegaron por fin a la pared del pantano, donde una cafetería del grupo del Molí l’Abat da la bienvenida a los turistas. Era el fin de la etapa y allí estaba el intendente Fede esperando a nuestros esforzados caminantes. Todo salió perfecto.
Eran las 12.30 y tocaba acercarse al lugar de comer. El día anterior habían decidido ir a comer a un sitio singular. A Toni le hacía ilusión comer pescado en les Cases d’Alcanar, a Casa Lupe, un lugar emblemático conocido por todos. Nadie puso pegas, al contrario, todos dijeron que sí al unísono.
Aunque ahora iban en coche con destino al restaurante a comer, para no perder la costumbre, los Rayitos también tuvieron un pequeño despiste en la carretera que les hizo hacer varios kilómetros de más. Como siempre, con paciencia y una travesía un poco más larga, todo se solucionó.
Al llegar a les Cases d’Alcanar, fueron a lugar de comer. Antes, algún fumador del grupo utilizó su GPS para encontrar un estanco. Andaba con el antojo y después de la comida le apetecería seguro un cigarrito.
Casa Lupe no falla. Es un lugar que todos los Rayitos conocían y donde la calidad-precio es fantástica. Buen pescado y buen marisco, todo regado con buen cava, solucionó las ansias de nuestros héroes.
Tras la sobremesa, Fede, el angel de la guardia del grupo, que no bebió, trasladó a nuestros alegres senderistas a sus casas. Besos y abrazos pusieron el broche final a la aventura.
En resumen, cuatro días muy adecuados a las fuerzas y manera de ser de nuestros héroes. Mucha camaradería. Muy importante la logística donde una persona ha suplido todas las deficiencias de alimentación, transporte y buen rollito del grupo. Un acierto al 100%.
Ahora a esperar al año que viene.
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